jueves, 16 de noviembre de 2006

Alano



Muchos expertos opinan que perro de presa, alano, dogo y bulldog son distintos nombres aplicados a un mismo tipo de perro con gran diversidad de caracteristicas físicas.

La existencia de alanos en España data de hace varios siglos, aunque no esta muy claro cual fue su origen, que se pierde en la noche de los tiempos.

Existen diversas teorías acerca de su procedencia. Una de ellas apunta a un posible origen ibérico, defendiendo su introducción en la Península con la invasión de los bárbaros en el siglo IV. Ya por el año 1350 publica el rey Alfonso XI su "Libro de la Montería", y en el siglo XV el "Tratado de la Montería", de autor desconocido, en el cual se realiza una profunda descripción somática del perro. Cuando se hablaba de perro Alano todos sabían que se trataba de un presa corredor que para justificar su nombre debía reunir determinadas características: serían chatos y con cabeza fuerte, de proporciones longuilíneas, grupa alta y buen hueso.

También su caracter quedaba claramente definido en torno a su función de perro de agarre; "no tomando por hambre ni por premio, sino por naturaleza derecha que le dio Dios" (hoy lo llamamos instinto de presa).
De lo que no cabe duda es de que estos perros estaban muy extendidos, como lo prueba su aparición en las obras de los grandes pintores, auténticos cronistas de la realidad de la época. Así, por ejemplo, son alanos los perros que plasma Velázquez en La cacería del hoyo, que se encuentra en la National Gallery de Londres; los que refleja Goya en su captura de un toro; o los que aparecen en un grabado del romántico francés Blanchard, o en las obras de Cervantes y Lope de Vega.

Ingleses, alemanes y franceses, maravillados pro el aspecto y las funciones de nuestros Alanos, también llamados en el siglo XVII "perro de toros" y "presa", lo importaron a sus países, como lo demuestran escritos de la época, perfilándose así los tipos Bulldog (perro toro), Bullenbeiszer (agarra toros) y Dogo de Burdeos, respectivamente. Razas que harían nacer otras, como el Boxer, Bullmastiff, Dogo Argentino, etc.
En el año 1873 se describe en la prensa británica uno de los "presa hispanos" - llamado "Toro" - que exportaron allí para refrescar la sangre de sus Bulldog y que decía así: "Cuando lucha, sujeta a su adversario únicamente por la cabeza, siendo perfectamente silencioso y totalmente indiferente al dolor. Es más bien lento en sus movimientos, marcha efectuando una especie de balanceo y porta la cabeza baja".

Con el nacimiento de la cinofilia en España aparecen los primeros alanos en exposiciones caninas. La última pareja de alanos se exhibe en 1963 en el parque del Retiro de Madrid. Mas tarde se especula sobre su extinción, afirmándose que el Alano ha desaparecido, sin fundamento científico alguno que acredite esta temeridad.

¿Donde había alanos?

En toda Europa Mediterránea, e incluso en las Islas Británicas (Base de los antiguos mastif y bullmastif), en Alemania (Base de los antiguos Boxer y Dogos Alemanes), en Francia (Base de los antiguos Dogos de Burdeos), en Italia (Base de los conocidos mastines Napolitanos y Cane Corso), todas estas naciones y sus razas actuales proceden del mismo tronco común coincidente a su vez con la rama española.

En Portugal llamaban a los alanos, Caes de Fila, sinónimo de perro de apresar, agarrar ó sujetar.

En América las denominaciones de perros de presa o perros de toro en México; perro de bravo en Colombia, Dogo de Cuba en el Caribe, Perro de Pelea Cordobés en Argentina o Fila Brasileiro no son más que los distintivos de diferentes variedades orginarias todas de los perros de presa o alanos españoles que se llevaron inicialmente en la colonización americana.

Los perros que llevaron los conquistadores a America.

En los relatos de los cronistas de la epoca se hablaba de los perros que llevaban los exploradores españoles para cruzar las selvas vírgenes o para vigilar los campamentos.

Había alguno de ellos de los cuales se narraban infinidad de anécdotas respecto a su inteligencia, valentía y fidelidad.

Algunos merecieron por sus servicios que les asignasen una paga. Fernández de Oviedo nos habla de un perro llamado "Becerrillo" que acompañaba siempre al conquistador Diego de Salazar.

Se decía que diez soldados con Becerrillo se hacían temer más que cien sin el perro. Por ello tenía su parte en los botines, y recibia una paga como la de un soldado.

Tenía varias cicatrices de flechazos, como un veterano; pero su bien merecida fama de valiente la ganó sin ser sanguinario ni ensañarse con el vencido. El final de Becerrillo fue como el de su hijo "Leoncillo", morir atravesado a flechazos en lucha con los indios.

"Leoncillo" era el perro de Núñez de Balboa, y por tanto fue el primer perro europeo que vio el Océano Pacífico. Dice el cronista López de Gomara que Leoncillo ganaba más que un fusilero. Vigilante para las emboscadas, capaz de hacer frente a un jaguar, inestimable para prevenir los terrenos pantanosos, fiero y dócil según se lo dictaba su propio criterio.

Gracias a los perros que llevaban podían descubrir sendas sin conocer el terreno. En la lucha con los indigenas, los alanos causaban tanto asombro y terror entre los indios como las armas de fuego.

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